Cerámica bucarina, ‘Pieza del mes’ en el Museo de Palencia
La cotización que alcanzaron este tipo de objetos de lujo los convirtió en piezas de colección de las familias aristocráticas, apareciendo documentadas incluso en los inventarios reales
El Museo de Palencia (Arqueológico) ha elegido cerámica bucarina (tipo orfebre) como Pieza del mes en septiembre y octubre. El arqueólogo Javier Moreda, director de las excavaciones en el Monasterio de San Benito el Real de Valladolid y especialista en este tipo de cerámicas, será el encargado de explicarla un sábado aún por determinar del mes de octubre, que se anunciará oportunamente. Asimismo, de martes a viernes a las 13 horas, habrá una explicación a cargo del Departamento de Educación y Acción Cultural del Museo. La duración será aproximadamente de 15 minutos, pudiendo ampliarse al resto de colecciones a petición de los participantes
Según señalan desde el Museo, la cerámica llamada bucarina parece definitivamente de origen portugués (de búcaro). Evolucionada de una forma originariamente dedicada a beber agua, a partir del siglo XVI pasará a denominar un determinado tipo de barro (barro buccarino), y los ejemplares con él fabricados, de gran éxito y difusión, con focos en Estremoz, Montemayor o Lisboa. Por lo general de trata de piezas de adorno ricamente decoradas, además de poseer un excelente olor, tener la capacidad de refrescar el ambiente por transpiración, dar buen sabor al agua e incluso poseer virtudes profiláctico-medicinales.
La cotización que alcanzaron este tipo de objetos de lujo los convirtió en piezas de colección de las familias aristocráticas, apareciendo documentadas incluso en los inventarios reales.
Dentro de este tipo de cerámicas se engloba una gran variedad de piezas dispares, en la que destaca la llamada de tipo orfebre, por la similitud de su decoración con las labores de platería, característica por unos acabados a base de engobes y unas técnicas decorativas muy peculiares que imitan las labores utilizadas por los orfebres en formas, motivos y acabados, mediante la aplicación al barro de motivos en relieve o la incrustación de fragmentos líticos.
Su apogeo se sitúa a mediados del siglo XVII, coincidiendo con la unión de las coronas española y portuguesa, documentándose piezas de este tipo, al margen de algunos hallazgos arqueológicos como los del Monasterio de San Benito de Valladolid, en la pintura de la época (Velázquez, Zurbarán, o en cuadros de bodegones del mismo período).
Por otra parte, recordar que hasta el 31 de agosto la Pieza del mes del Arqueológico es el Retablo del Hospital de San Millán de los Palmeros, de Amusco, obra del siglo XV perteneciente al gótico internacional. Constituye una de las piezas más interesantes de la colección de arte medieval del Museo, y uno de los escasos ejemplos de pintura del gótico internacional conservados en la provincia. Ingresó en 1947, tras la extinción de la cofradía a la que perteneció. Consta de una calle central con tres pinturas dedicadas a la vida de San Blas, obispo de Sebaste, y abogado de los males de garganta; dos entrecalles con apóstoles, rey David y ángeles portando cirios y otras dos calles laterales con pinturas complementarias (Calvario, Cristo Varón de Dolores) junto con sendas tallas de santos obispos en hornacinas que representan a San Blas y posiblemente San Millán.